Generalidades de la ozonoterapia

La ozonoterapia en México

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El propósito de estos boletines es profundizar en el conocimiento de la práctica de la ozonoterapia para el tratamiento de diversos padecimientos mediante la divulgación de muchos de los trabajos que han sido publicados en las últimas décadas.

Una molécula de tres oxígenos

El ozono, cuya fórmula química es O3, es un gas compuesto por tres átomos de oxígeno. Tiene un olor acre muy característico y es incoloro, aunque en altas concentraciones puede presentar un color azulado (1).

Se encuentra de manera natural, en muy bajas concentraciones, en la parte alta de la atmósfera (2), en donde se crea de forma natural cuando los rayos UV provenientes del Sol rompen algunas moléculas de oxígeno (O₂), lo cual deja átomos individuales libres sumamente reactivos que se combinan con otras moléculas del gas (O2), para formar las moléculas de tres átomos (O₃) de este compuesto (3).

El primero en hacer una referencia sobre el ozono fue el químico holandés Martin Van Marun, en 1785, quien al someter oxígeno a descargas de chispas eléctricas observó que adquiría un olor característico y una gran capacidad de oxidación (4, 5). Años después, en 1801, William Cruikshank percibió el mismo olor en oxígeno recién preparado por electrólisis. Pero fue hasta 1840 cuando el químico alemán Christian F. Schönbein reconoció por primera vez que dicho olor obedecía a la formación de una sustancia distinta del oxígeno presente normalmente en la atmósfera; Schönbein llamó a esta nueva sustancia ozono, de la palabra griega que significa oloroso (6).

En 1856, Thomas Andrews demostró que el ozono está formado únicamente por oxígeno (7) y más adelante, en 1863, J. L. Soret determinó que tres volúmenes de oxígeno producen dos volúmenes de ozono (8). En 1857, Werner von Siemens construyó el primer aparato de ozonización, el cual fue utilizado para la purificación de agua potable (5). Años más tarde, en 1893, fue instalado el primer sistema urbano para tratamiento de agua con ozono en Ousbaden, Holanda (9-10), práctica que aún se sigue en gran cantidad de plantas de tratamiento de agua potable y residual alrededor del mundo (11).

 

La paradoja del ozono

La capa de ozono, como se conoce al ozono que se encuentra en la atmósfera a una altitud de entre 15 y 35 km (2, 12), desempeña una función fundamental para la vida, pues constituye un filtro natural que intercepta una gran cantidad de las radiaciones ultravioleta (UV) provenientes del Sol (13) las cuales, sin el ozono atmosférico, incidirían en el ADN de los organismos y le causarían graves daños (14) que se reflejarían en enfermedades graves como cáncer, entre otras (15).

Resulta paradójico que junto con este papel fundamental para la estabilidad de los organismos vivos en todo el planeta, el ozono puede ser también un contaminante altamente dañino para los seres humanos y los organismos en general cuando en la biósfera alcanza concentraciones por encima de 0.075 ppm (16), o 100 μg/ m3 promedio durante 8 h (17), al grado que la concentración de ozono es uno de los principales indicadores de la calidad del aire en las zonas urbanas (17).

Ésta, sin embargo, no es la única paradoja relacionada con la interacción entre el ozono y los organismos vivos, pues el ozono es también un agente terapéutico muy efectivo (18-20) que ha sido utilizado desde hace tiempo tanto en seres humanos como en muchos otros animales, tanto domésticos como silvestres.

Como ha sido demostrado en incontables ocasiones a lo largo de las últimas décadas, cuando el ozono es usado de maneja juiciosa y en las concentraciones adecuadas, actúa como agente terapéutico para el tratamiento de diversas enfermedades (5, 21), sobre todo como coadyuvante de otras terapias convencionales, tal como ha sido documentado a lo largo de más de 150 años del uso terapéutico de esta molécula.

 

Algunos eventos relevantes en la historia de la ozonoterapia

La historia de la ozonoterapia está formada por hechos y experiencias que han tenido lugar a partir de 1859, cuando fue publicado en Inglaterra el primer trabajo clínico sobre el uso médico de algunos aceites ozonizados (22), y ha continuado enriqueciéndose hasta nuestros días a través de la práctica médica de un gran número de especialistas.

A continuación se mencionan algunas de estas experiencias, aunque es importante mencionar que son sólo unos cuantos de los hechos relevantes en la historia de esta especialidad médica (5).

En 1885 fue publicado el libro Ozone, del Dr. Charles J. Kenworth, por la sociedad médica de Florida, en donde se explica el uso terapéutico del ozono (23). También en Estados Unidos, en 1900, Nikola Tesla inició la venta, para uso médico, de máquinas generadoras de ozono que él mismo había patentado en 1896 (24), así como de aceite de oliva ozonizado para uso médico.

El siglo XX inició con buenos augurios para la ozonoterapia, con la publicación de varios libros sobre el uso médico del gas. El libro The Therapeutical Applications of Hydrozone and Glycozone (agua y aceite de oliva ozonizados, respectivamente), del químico neoyorkino Charles Marchand (25), fue editado en 1901 con la aprobación de la asociación de cirujanos generales de Estados Unidos.

En 1902 J. H. Clarke publicó en Londres el A dictionary of practical materia medical, que describe el uso exitoso de agua ozonizada en el tratamiento de anemia, cáncer, diabetes e influenza, entre otras enfermedades (26, 27).

Un libro más relacionado con la ozonoterapia fue publicado en 1911 por el Dr. Noble Eberhart, en la Universidad de Loyola, Chicago, con el título Manual de trabajo para altas frecuencias. En su capítulo 9 explica con detalle el uso del ozono en el tratamiento de tuberculosis, anemia, asma, neumonía, diabetes y sífilis, entre otros padecimientos (28).

A estos libros siguieron varios más durante las siguientes décadas, cada uno con una aportación de importancia para la ozonoterapia (5, 27). Probablemente el que tiene más relevancia en la actualidad es Ozono, un nuevo fármaco, del Dr. Velio Bocci, que vio la luz en 2002 y constituye un libro de referencia para la práctica de la ozonoterapia (29).

En la historia de la práctica médica de la ozonoterapia destaca el trabajo del Dr. Albert Wolff, quien durante la Primera Guerra Mundial utilizó la ozonoterapia para el tratamiento de gangrena, pie de trinchera, pie congelado y úlceras de decúbito (5, 27, 30). Años después, el uso local del ozono fue inaugurado por E. A. Fish, quien lo utilizó en la práctica odontológica desde antes de 1932 (5, 27, 30).

En 1935, en la quincuagésimo novena reunión de la Sociedad Quirúrgica Alemana el Dr. Edwin Payr presentó su magna obra Ozone treatment in surgery, en lo que algunos señalan como el inicio formal de la ozonoterapia (30).

Posteriormente, entre 1934 y 1938, la insuflación rectal de ozono fue utilizada por los doctores Aubourg y Lacoste para el tratamiento de fístulas, y el primero publicó en 1938 los resultados exitosos obtenidos (31).

No podemos dejar de lado la aportación del Dr. Joachim Haensler, quien en 1957 patentó un generador de ozono que puso a disposición de los médicos, por primera vez, gas ozono de grado médico para el ejercicio de la ozonoterapia (5).

Pocos años después, en 1961, el Dr. Hans Wolff introdujo las técnicas de auto-hemoterapia mayor y menor, que actualmente son utilizadas por los ozonoterapeutas de todo el mundo (32).

De manera paralela a la práctica clínica, la investigación científica y el avance tecnológico, también ha habido grandes avances en la organización para la práctica de la ozonoterapia, pues a lo largo de las últimas décadas se han constituido diversas asociaciones con el propósito de compartir experiencias y conocimientos e impulsar a más médicos a aprovechar los beneficios que les ofrece (5).

Es en Alemania donde inicia este tipo de movimientos, cuando en 1898 Thaurkauf y Luth fundan el Instituto para la Sanación con Ozonoterapia, y quince años más adelante, en 1913, se funda la Eastern Association for Oxygen Therapy, que es considerada la primera sociedad alemana de ozonoterapia (33). En ese mismo país, a principios de la década de 1970 se fundó la Sociedad Alemanda de Ozonoterapia, con la finalidad de impulsar la aplicación de esta terapia para tratar diversas enfermedades.

Una década más adelante, en 1981, en Cuba inicia el uso del ozono para la desinfección de agua residual y se realizan los primeros estudios sobre ozonoterapia en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (Cenic). En 1988 tiene lugar la Primera Conferencia Internacional de Onozoterapia y en 1990 el Primer Congreso Iberoamericano de Ozonoterapia, ambos con la asistencia de un gran número de países.

La década de 1990 está marcada también por importantes eventos para la ozonoterapia. El Primer Seminario Internacional de Ozonoterapia se lleva a cabo en España y en 1998 tiene lugar el Segundo Seminario Internacional de Ozonoterapia, con la asistencia de especialistas de Europa y América. En 1994 fue inaugurado el Centro de Investigaciones del Ozono, en Cuba, primero en su tipo en todo el mundo.

La Sociedad Científica Española de Oxígeno Ozonoterapia, creada en 2002 con el propósito de organizar jornadas científicas que faciliten la exposición de las experiencias de los médicos ozonoterapeutas, marca el inicio del nuevo milenio en un ambiente propicio para el florecimiento de esta técnica. Actualmente son más de 40 asociaciones nacionales e internacionales de ozonoterapia, además de revistas especializadas indexadas y congresos y cursos de formación continua en el tema.

Como culminación de este proceso organizativo, en 2010 fue publicada la Declaración de Madrid sobre la Ozonoterapia, durante el Encuentro Internacional de Escuelas de Ozonoterapia, y ha sido actualizada en 2015 y 2020. Actualmente está avalada por 26 organizaciones de ozonoterapia y traducida a diez idiomas. Este trabajo representa el esfuerzo más relevante y verdaderamente global por unificar los criterios sobre los métodos y procedimientos a seguir.

Es importante mencionar, finalmente, que el número de trabajos científicos relativos al uso médico del ozono, los cuales incluyen investigaciones sobre sus mecanismos de acción bioquímicos y farmacológicos, así como estudios clínicos sobre su uso para el tratamiento de diversas enfermedades, ha aumentado de manera importante a lo largo de las últimas décadas, lo que da un soporta cada vez más sólido a esta disciplina médica.

 

Lo importante es la dosis

El uso médico del ozono está íntimamente relacionado con la segunda paradoja de este compuesto. Cuando el ozono entra en contacto con el cuerpo humano por encima de cierta cantidad, representa un riesgo para la salud; sin embargo, usado en las dosis y por las vías y formas de administración adecuados, puede ser un agente terapéutico que contribuya a la efectividad de la medicación principal o, en algunos casos, ser la terapia primaria para la atención de ciertos padecimientos (34-36).

 

Los efectos benéficos del ozono sobre la salud

Son muchos los beneficios que la ozonoterapia tiene sobre la salud, tal como lo demuestran los cientos de trabajos científicos y clínicos publicados en las últimas décadas. Entre sus principales efectos médicos podemos mencionar: analgésico, antiinflamatorio, microbicida, regenerador tisular, cicatrizante, inmunomodulador y generador de una respuesta antioxidante (36-38).

Debido a estas propiedades el ozono ha sido ampliamente utilizado con excelentes resultados para el tratamiento de diversas patologías, entre las que podemos citar: micosis de piel y uñas, infecciones de otros tipos en la piel, úlceras, infecciones crónicas, procesos de difícil cicatrización, medicina antienvejecimiento, enfermedades del aparato locomotor (artrosis, bursitis, tendinitis, hernias discales), estimulación del sistema inmune y médula ósea, entre otras más.

 

Bibliografía

  1. Rubin, M. (2002), The history of ozone. II. 1869-1899, Bulletin for the History of  Chemistry, vol. 27, no. 2, pp. 81-106
  2. McElroy, C., and P. Fogal (2007), Ozone: from discovery to protection,              Atmosphere-Ocean, vol. 46, no. 1, pp. 1-13, doi: 10.3137/ao.460101
  3. Chapmal, S. (1930), A theory of the upper atmospheric ozone, series: Memoirs of the Royal Meteorological Society, vol. 3, no. 26, 23 p. London
  4. Lefebvre, E. (1974), Martinus Van Marum: life and work, J.G. de Bruijn, ed., pp. 37, 105
  5. Schwartz, A., y G. Martínez-Sáhchez (2012), La ozonoterapia y su fundamentación científica, Revista Española de Ozonoterapia, vol. 2, núm. 1, pp. 163-198
  6. Schönbein, C. (1840), On the odour accompanying electricity and on the probability of its dependency on the presence of a new substance, Philosophy Magazine, no. 17, pp. 293–294
  7. Andrews, T. (1856), On the constitution and properties of ozone, Philosophical Transactions of the Royal Society of London, Vol. 146, pp. 1-13
  8. Soret, J. (1863), Note sur les relations volumétriques de l’ozone, Comptes rendus de l’Académie des Sciences, no. 62, 608
  9. Siegrist, R. et al. (eds.) (2011), In situ chemical oxidation for groundwater remediation, SERDP and ESTCP Remediation Technology Monograph Series, Springer Ed., doi: 10.1007/978-1-4419-7826-4
  10. AECID (2009), Agua para la vida. Proyecto Araucaria XXI Nauta, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – Ministerio del Ambiente, Iquitos, Perú
  11. Loeb, B., et al. (2012), Worldwide ozone capacity for treatment of drinking water and wastewater: a review, Ozone: Science & Engineering, vol. 34, pp. 64-77, doi: 10.1080/01919512.2012.640251
  12. Mckee, D. (1993), Tropospheric ozone: human health and agricultural impacts. Lewis publishers, Boca Raton
  13. Hartley, W. (1881), On the absorption of solar rays by atmospheric ozone, Journal of the Chemical Society, Transactions, no. 39, pp. 111–128, doi: 10.1039/CT8813900111
  14. Yu, S., and S. Lee (2017), Ultraviolet radiation: DNA damage, repair, and human disorders, Molecular & Cellular Toxicology, no. 23, pp. 21-28, doi: 10.1007/s13273-017-0002-0
  15. ACS, Ultraviolet (UV) radiation. What is UV radiation?, American Cancer Society, https://www.cancer.org/content/dam/CRC/PDF/Public/8045.00.pdf
  16. Monks, P., et al. (2015), Tropospheric ozone and its precursors from the urban to the global scale from air quality to short-lived climate forcer, Atmospheric Chemistry and Physics, no. 15, pp.8889-8973, doi: 10.5194/acp-15-8889-2015
  17. OMS (2018), Calidad del aire y salud, Organización Mundial de la Salud, https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health
  18. Bocci, V., et al. (2009), The ozone paradox: ozone is a strong oxidant as well as a medical drug, Medicinal Research Reviews, vol. 29, no. 4, pp. 646-682, doi: 10.1002/med.20150)
  19. Bocci, V. (2006), Is it true that ozone is always toxic? The end of a dogma, Toxicology and Applied Pharmacology, no. 216, pp. 493-504, doi: 10.1016/j.taap.2006.06.009
  20. Bocci, V. (2004), Ozone as Janus: this controversial gas can be either toxic or medically useful, Mediators of Inflammation, vol. 13, no. 1, pp. 3-11, doi: 10.1080/0962935062000197083
  21. Bocci, V. (2005), Scientific and medical aspects of ozone therapy. State of the art, Archives of Medical Research, no. 37, pp. 425-435, doi: 10.1016/j.arcmed.2005.08.006
  22. Thompson, T. (1859), Observations on the medical administration of ozonized oils, Hospital for Consumption, London, pp. 349-350
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  26. Clarke, J. (1902), A Dictionary of practical materia medica, The Homeopathic Publishing Company, London, http://pec2015.weebly.com/uploads/2/8/9/4/2894962/clarke_dictionary_of_materia_medica.pdf
  27. Singh, G., et al. (2021), Ozone applications in dentistry: a biological therapy, Online Gatha-The Endless Tale, Uttar Pradesh
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  29. Bocci, V. (2011), A new medical drug, Springer Netherlands, 315 p, doi: 10.1007/978-90-481-9234-2
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