El ozono médico, tratamiento seguro y eficaz para tu práctica clínica

El ozono puede ser una molécula muy útil y de bajo costo para atender a una amplia población enferma en México. La ozonoterapia no sólo ha probado su eficacia sino que tiene el sustento científico necesario para usarla con seguridad en una gama terapéutica definida con precisión(1), dentro de la cual se encuentran enfermedades como diabetes(2), hipertensión(1), enfermedades cardiovasculares(3), infecciones crónicas(4, 5)y psoriasis(6), entre otras muchas que aquejan a los mexicanos.

Aunque el ozono médico empezó a utilizarse de manera casi empírica(1, 7), durante las últimas cuatro décadas se han realizado importantes esfuerzos por examinarlo de manera científica tanto a nivel básico como clínico. Gracias a este esfuerzo, hoy conocemos los mecanismos de acción mediante los cuales la ozonoterapia produce sus efectos biológicos y terapéuticos en el cuerpo humano(8).  La investigación realizada ha dejado poco espacio para la especulación y ha abierto grandes caminos para el conocimiento. Hoy sabemos que el ozono médico actúa de acuerdo con los principios ampliamente conocidos y probados de la Bioquímica, la Fisiología y la Farmacología(9). También, disponemos de más de dos mil artículos científicos, libros de texto, revistas y asociaciones médicas nacionales e internacionales de ozonoterapia, así como de un comité científico internacional (ISCO3) que se reúne periódicamente para consensuar las recomendaciones de esta práctica médica e impulsar su regulación.

El ozono médico no es aquél resultado de la contaminación atmosférica que al respirarlo tanto daño nos causa; es una mezcla gaseosa con 96% de oxígeno y 4% de ozono, producido a partir de oxígeno médico por un equipo capaz de regular la dosis con precisión(10). El ozono nunca debe inhalarse, sus vías de administración seguras y eficientes están relacionadas con el potente sistema antioxidante de la sangre y las células, que al recibir el estímulo del ozono desencadenan una serie de respuestas biológicas relevantes con resultados curativos.

Siendo más específicos, la ozonoterapia se basa en un controlado pulso de estrés oxidativo, el cual desencadena los mecanismos celulares de defensa del organismo: las membranas celulares del cuerpo detectan el estímulo oxidativo y envían una señal al citoplasma, en donde son activados mediadores celulares(11, 12) que penetran al núcleo para estimular la síntesis de los factores involucrados en el mecanismo de defensa integral del cuerpo: moléculas y enzimas antioxidantes (GSH, SOD, CAT, GPx)(13) junto con interleucinas(14) que coordinan una adecuada y efectiva respuesta ante la amenaza real para el organismo (infección presente o potencial, incremento desproporcionado del estrés oxidativo, disminución de flujo sanguíneo y disponibilidad de oxígeno).

El efecto antimicrobiano del ozono, por otro lado, se debe a su gran poder de oxidación, el cual resulta en un ataque directo a las proteínas, lípidos y ácidos nucleicos de la mayoría de los microorganismos(15-17). Por esta razón no se generan cepas resistentes al ozono, pues su acción no se debe a la interferencia con alguna vía metabólica que pueda ser modificada, sino al daño directo a las moléculas vitales del microorganismo. Debido a este gran poder germicida el ozono ha sido usado con éxito por más de cien años para el tratamiento y desinfección de agua para uso humano(18, 19), y es tal vez la mejor forma de controlar enfermedades infecciosas sin fomentar la creación de microorganismos multirresistentes.

Como fármaco, el ozono es extremadamente versátil, pero no debe concebírsele como la panacea. Generalmente se utiliza como tratamiento adyuvante con excelentes resultados, pues potencia el efecto terapéutico del tratamiento primario, mientras en algunos casos es el tratamiento principal, debido mayormente a su efecto antimicrobiano, antiinflamatorio, analgésico y regenerador tisular. Su eficacia, al igual que la de otras drogas médicas, es en gran medida una cuestión de dosis. En la práctica clínica las concentraciones de ozono son inferiores a las tóxicas en varios órdenes de magnitud, debido a ello y, contrario a lo que algunos creerían, en lugar de un efecto perjudicial “su uso prolongado produce un aumento de las enzimas antioxidantes capaz de revertir un estrés oxidativo crónico debido factores como el envejecimiento, las infecciones crónicas, la aterosclerosis, la diabetes, los procesos degenerativos y el cáncer”(20).

Existen dos formas generales de administrar la ozonoterapia: local y sistémica. En la primera, el ozono se aplica a través del gas oxígeno-ozono, agua o aceites ozonizados, en una parte específica del cuerpo (piel, vagina, oídos, estómago, dientes, encías)(21-24), es muy útil para combatir infecciones por el amplio poder germicida del ozono, así como para favorecer la curación de heridas en piel, mucosas y estómago debido a la estimulación de la síntesis de factores de crecimiento y colágeno y de la proliferación celular(25) ; otra vía de aplicación local es la inyección intraarticular o intradiscal(33-35) para la reducción de la inflamación y el dolor.   La ozonoterapia sistémica ingresa al cuerpo a través de la sangre, se extrae sangre del paciente, se expone a la mezcla de oxígeno- ozono y se reintroduce al cuerpo por vía venosa(26, 27) o muscular(28-30), o bien, se aplica el gas por vía rectal para que se absorba por el intestino(31-32. La ozonoterapia sistémica trabaja a un nivel muy fundamental e importante: mejora el metabolismo celular(36), aumentando la eficiencia del oxígeno para la reparación y curación del cuerpo; mejora la circulación sanguínea(37), favoreciendo el intercambio de gases; y equilibra el funcionamiento del sistema inmune(38). Es importante mencionar que la ozonoterapia en general es bien tolerada, tiene pocas contraindicaciones y prácticamente no tiene efectos secundarios, los casos reportados y revisados han sido identificados como mala praxis(1).

En el contexto actual, dominado por la pandemia más peligrosa de los últimos cien años, la ozonoterapia sistémica puede ser potencialmente útil en contra del SARS-CoV-2(39-41). La justificación y el mecanismo de acción ya se han demostrado en estudios preclínicos y clínicos de otras infecciones virales(42-43). Actualmente se realizan protocolos en diversos países del mundo con alentadores resultados preliminares(44).

Por todo lo expuesto, en Ozonoterapia Hoy (OH) estamos convencidos del impulso que el ozono médico puede ofrecer a la práctica clínica en México y a la mejora de sus resultados. OH se suma al esfuerzo de la comunidad médica mundial de la ozonoterapia para dar a conocer sus beneficios y su sustentación científica, esperando que un número cada vez mayor de médicos se interese en ella y la practique de manera profesional y responsable. Es nuestro interés también que la ozonoterapia no sólo se regule en nuestro país, sino que el Gobierno Mexicano impulse la investigación en el tema. Existe suficiente investigación científica para incluir al ozono médico en la práctica clínica, sin embargo, todavía queda mucho por estudiar para obtener el mayor provecho de este fármaco.

La siguiente relación da una idea de las especialidades y enfermedades en las cuales puede ser utilizada la ozonoterapia, de acuerdo con la investigación clínica disponible(1):

  • En dermatología: herpes zoster y simplex, acné, eczema, lipodistrofia (celulitis), micosis, psoriasis, dermatitis atópica.
  • En medicina interna: hepatitis, diabetes, aterosclerosis, hipertensión arterial, artrosis, asma, bronquitis crónica, gastritis, úlcera gástrica, enfermedad de Crohn, estreñimiento crónico e hipotiroidismo.
  • En nefrología/diálisis: adyuvante en el tratamiento de patologías isquémico- metabólicas.
  • En neurología: migraña, depresión, cefalea vasomotora, trastornos neurovasculares.
  • En odontología: tratamiento de caries, desinfección de cavidades durante la cirugía y postoperatoria, periodontitis y aftas.
  • En reumatología y ortopedia: conflictos disco-radiculares, hernia discal, reumatismo articular, lumbalgias, artrosis, artropatías, periartritis y artritis reumatoide.
  • En angiología: insuficiencia venosa, úlcera del diabético, artropatías, coronopatías, gangrena, úlcera postflebítica, vasculopatía periférica.
  • En ginecología: infecciones bacterianas, por protozoos o micosis, bartolinitis, vaginitis, menopausia, inflamación pélvica crónica e infertilidad.
  • En inmunología: inmunomodulador, trastornos autoinmunes, adyuvante en los tratamientos con radiaciones y en las inmunodeficiencias.

Te invitamos a asomarte al mundo de la ozonoterapia a través de nuestro sitio Ozonoterapia Hoy, o bien, ahora mismo, ir directamente al artículo del Profesor Velio Bocci, considerado padre de la ozonoterapia moderna, “Efectos biológicos y terapéuticos básicos de la ozonoterapia en la medicina humana”.

 

Bibliografía

  1. Scwhartz A., y G. Martínez-Sánchez (2012), La ozonoterapia y su fundamentación científica, Revista Española de Ozonoterapia, vol. 2 núm. 1, pp. 163-198
  2. Bocci, V., et al. (2014), It is time to integrate conventional therapy by ozone therapy in type-2 diabetes patients, Annals of Tanslational Medicine, vol. 2, no. 12, p. 117, doi: 10.3978/j.issn.2305-5839.2014.07.07
  3. Juchniewicz, H., and A. Lubkowska (2020), Oxygen-Ozone (O2-O3) Therapy in Peripheral Arterial Disease (PAD): A Review Study, Therapeutics and Clinical Risk Management, no. 16, pp. 579-594, doi: 10.2147/TCRM.S255247
  4. Naderi, B., et al. (2020), The Effectiveness of Ozone Therapy in Chronic Osteomyelitis: A Randomized Controlled Clinical Trial, Archives of Clinical Infectious Diseases, vol. 3, no. 2, e61320, doi: 10.5812/archcid.61320
  5. Gulmen, S., et al. (2013), Ozone therapy as an adjunct to vancomycin enhances bacterial elimination in methicillin resistant Staphylococcus aureus mediastinitis, Journal of Surgical Research, vol. 185, no. 1, pp. 64-69, doi: 10.1016/j.jss.2013.05.085
  6. Zeng, J., et al. 2020), Ozone Therapy Attenuates NF-κB–Mediated Local Inflammatory Response and Activation of Th17 Cells in Treatment for Psoriasis, International Journal of Biological Siences, vol. 16, pp. 1833-1845, doi: 10.7150/ijbs.41940
  7. Thompson, T. (1859), Oservations on the medical administration of ozonized oils, Medico-Chirurgial Transactions, no. 42 pp. 349-360, doi: 10.1177/095952875904200121
  8. Bocci, V. (2006), Scientific and Medical Aspects of Ozone Therapy. State of the Art, Archives of Medical Research, no. 37, pp. 425-435, doi: 10.1016/j.arcmed.2005.08.006
  9. Borrelli, E. and V. Bocci (2010), Basic biological and therapeutic effects of ozone therapy in human medicine, in Ozone Science and Technology, Rein Munter, ed., in Encyclopedia of Life Support Systems (EOLSS), Developed under the Auspices of the UNESCO, Eolss Publishers, Oxford, UK, [http://www.eolss.net]
  10. Bocci, V. (2004), Ozone as Janus: this controversial gas can be either toxic or medically useful, Mediators of Inflammation, vol. 13, no. 1, pp. 3-11 doi: 10.1080/0962935062000197083
  11. Delgado-Roche, L., et al. (2017), Medical ozone promotes Nrf2 phosphorylation reducing oxidative stress and pro-inflammatory cytokines in multiple sclerosis patients, European Journal of Pharmacology, vol. 811, pp. 148-154, doi: 10.1016/j.ejphar.2017.06.017
  12. Constanzo, M., et al. (2015), Low ozone concentrations stimulate cytoskeletal organization, mitocondrial activity and nuclear transcription, European Journal of Histochemistry, vol. 59(2), no. 2515, pp. 129-136, doi: 10.4081/ejh.2015.2515
  13. Sagai, M., and V. Bocci (2011), Mechanisms of Action Involved in Ozone Therapy: Is healing induced via a mild oxidative stress?, Medical Gas Research, vol. 1, no. 29, 18 p., 10.1186/2045-9912-1-29
  14. Elvis, A., and J. Ekta (2011), Ozone therapy: a clinical review, Journal of Natural Science, Biology and Medicine, vol. 2, no. 1, pp. 66-70, doi: 10.4103/0976-9668.82319
  15. Victorin, K. (1992), Review of the genotoxicity of ozone, Mutation Research, vol. 277, no. 3, plp. 221-238, doi:10.1016/0165-1110(92)90045-b
  16. Patil, S., et al. (2011), Assessing the Mechanism of Microbial Inactivation during Ozone Pocessing Pocessin, ICEF 11 International Conference on Engineering and Food, Athens, Greece, doi:10.21427/D7N62X
  17. Ledea, O., y cols. (2010), Evidencias del mecanismo oxidante en la actividad antibacteriana del aceite de girasol ozonizado, Revista CENIC Ciencias Químicas, vol. 41, no. 4, 12 p.
  18. Smith, D. et al. (1993), The development of ozone for potable water treatment within the United Kingdom, Ozone: Science & Engineering, vol. 15, is. 6, pp. 515–532, doi: 1080/01919512.1993.10555742
  19. Lawrence, J. and F. Capelli (1977), Ozone in drinking water treatment: A review, The Science of the Total Environment, vol. 7, is. 2, pp. 99-108
  20. Borrelli, E. and V. Bocci (2010), Basic biological and therapeutic effects of ozone therapy in human medicine, in Ozone Science and Technology, Rein Munter, ed., in Encyclopedia of Life Support Systems (EOLSS), Developed under the Auspices of the UNESCO, Eolss Publishers, Oxford, UK, [http://www.eolss.net]
  21. Lu, M and L. Gao (2018), Topical ozone therapies improve atopic dermatitis via rapidly reducing aureus colonization and immunoregulation, 13th Global Dermatologists Congress, Moscow, Russia
  22. Özay, M., and S. Akgül (2020), Evaluation of the effects of photobiomodulation therapy and ozone applications after gingivectomy and gingivoplasty on postoperative pain and patients’ oral health-related quality of life, Lasers in Medical Science, no. 35, pp. 1637-1647, doi: 10.1007/s10103-020-03037-8
  23. Onal, M., et al. (2017), Ozone prevents cochlear damage from ischemia–reperfusion injury in guinea pigs, Artificial Organs, vol. 41, no. 8, pp. 744-752, doi 10.1111/aor.12863
  24. Rivera, M., et al. (2018), Endoscopy evidence; H. Pylori infection Ozonetherapy treated, Mexican cases report, Revista Española de Ozonoterapia, vol. 8, núm. 1, pp. 171-179
  25. Valacchi, G. and V. Bocci (1999), Studies on the Biological Effects of Ozone: 10. Release of Factors from Ozonated Human Platelets, Mediators of Inflammation, vol. 8(4–5), pp. 205–209, doi: 1080/09629359990360
  26. Clavo, B., et al. (2004), Ozone therapy for tumor oxigenation: a pilot study, Evidence Bases Complementary and Alternative Medicine, vol. 1, no. 1, pp. 93-98, doi. 10.1093/ecam/neh009
  27. Molinari, F., et al. (2014), Ozone autohemotherapy induces long-term cerebral metabolic changes in multiple sclerosis patients, International Journal of Immunopathology and Pharmacology, vol. 27, no. 3, pp. 379-389, doi: 10.1177/039463201402700308
  28. Bocci V (2005), Infection diseases (bacterial, viral, fungal, parasitic), in A new medical drug, Springer, Dordrecht, The Netherlands, pp 100–122
  29. Aygen, T., et al. (2015), Chronic hepatitis B and ozone therapy, Journal of Case Reports in Practice, vol. 3, no. 2, pp. 38-39
  30. Karima, H. (2018), Minor ozonized autohemotherapy in a 2 year old boy with speech delay and cytomegalovirus infection: a case report, Revista Española de Ozonoterapia, vol. 8, no. 1, pp. 165-169
  31. Rodríguez Y., y cols. (1998), Actividad antitumoral del ozono, Revista CENIC Ciencias Biológicas, vol. 29, núm. 3, pp. 196-199
  32. Rodríguez, M., y cols. (1998), Ozonoterapia en el tratamiento de la demencia senil, Revista CENIC Ciencias Biológicas, vol. 29, no. 3, pp. 141-144
  33. Forough, B., et al. (2020), Comparison of Ultrasound-Guided Local Ozone (O2-O3) Injection Vs Corticosteroid Injection in Patients with Mild to Moderate Carpal Tunnel Syndrome, American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation, doi: 10.1097/PHM.0000000000001546
  34. Ragip, G., et al. (2019), Comparison of corticosteroid injection and ozone injection for relief of pain in chronic lateral epicondylitis, Acta Orthopaedica Belgica, vol. 85, no. 3, pp. 317-324, doi: PMID: 31677627
  35. Bathia, A., et al. (2019), Percutaneous Ozone Treatment for Herniated Lumbar Discs: 1-Year Follow-up of a Multicenter Pilot Study of a Handheld Disposable Ozone-Generating Device, Journal of Vascular and Intervertebral Radiology, vol. 3, is. 5, pp. 752-760, doi: 10.1016/j.jvir.2018.09.037
  36. Constanzo, M., et al. (2015), Low ozone concentrations stimulate cytoskeletal organization, mitocondrial activity and nuclear transcription, European Journal of Histochemistry, vol. 59(2), no. 2515, pp. 129-136, doi: 10.4081/ejh.2015.2515
  37. Katiukhin, L. (2016), Influence of the Course of Treatment by Injections of Ozonized Saline on Rheological Properties of Erythrocytes in Patients with Complex Pathology, Human Physiology, vol. 42, no. 6, pp. 672-677, doi: 10.1134/S0362119716050091
  38. Xing, B., et al. (2015), Ozone oxidative preconditioning protects the rat kidney from reperfusion injury via modulation of the TLR4-NF- κB pathway, Acta Chirurgica Brasileira, vol. 30, no. 1, pp. 60-66, doi: 10.1590/S0102-86502015001000008
  39. Menéndez-Cepero, S., et al. (2020), Therapeutic Effects of Ozone Therapy that Justifies Its Use for the Treatment of COVID-19, Journal of Neurology and Neurocritical Care, vol. 3, no. 1, pp. 1-6
  40. Gavazza, A., et al. (2020), Ozone Therapy as a Possible Option in COVID-19 Management, Frontiers in Public Health, vol. 8, art. 417, doi: 10.3389/fpubh.2020.00417
  41. Rowen, R. and H. Robins (2020), A plausible “penny” costing effective treatmentfor corona virus – ozone therapy, Journal of Infection Diseases and Epidemiology, vol. 6, is. 2, 5 p., doi: 10.23937/2474-3658/1510113
  42. Rowen, R. (2019), Ozone and oxidation therapies as a solution to the emerging crisis in infectious disease management: A review of current knowledge and experience, Medical Gas Research, vol. 9, no. 4, pp. 232-237, doi: 4103/2045-9912.273962
  43. Murray, B., et al. (2008), Virion disruption by ozone-mediated reactive oxygen species, Journal of Virological Methods, no. 153, pp. 74–7. doi: 10.1016/j.jviromet.2008.06.004
  44. Araimo, F., et al. (2020), Ozone as adjuvant support in the treatment of COVID‐19: A preliminary report of probiozovid trial, Journal of Medical Virology, doi: 10.1002/jmv.26636